Desde julio de 2025, el Decreto 589/2025 exige a las empresas de transporte de carga reducir un 30% las emisiones de CO₂ en operaciones interurbanas, con plazos escalonados: grandes flotas (más de 50 camiones) deben cumplir desde octubre 2025, mientras que las PyMEs tienen hasta marzo 2026. Según datos de la AFIP, ya se realizaron 120 inspecciones en el primer mes de vigencia, con multas que alcanzan los $5 millones ARS por incumplimiento. Esta norma alinea a Argentina con estándares internacionales como los de la UE, pero plantea desafíos únicos, especialmente en infraestructura y costos operativos. Un ejemplo concreto es el aumento del 12% en gastos reportado por transportistas de Mendoza al migrar a camiones Euro VI.
Impacto en la competitividad y sectores afectados
La regulación está transformando la dinámica del transporte de carga. Empresas agroexportadoras y manufactureras, que dependen de flotas propias o contratadas, enfrentan presiones para absorber mayores costos logísticos o trasladarlos a precios finales. Sin embargo, también surgen oportunidades: los beneficios fiscales del 15% para la compra de vehículos eléctricos o híbridos (Ley 27.605) están impulsando alianzas estratégicas, como la de Newtral con Scania para probar camiones eléctricos en rutas clave como Buenos Aires-Rosario. Además, el uso de combustibles alternativos como el HVO (aceite vegetal hidrotratado) en el Puerto de Bahía Blanca ha demostrado reducciones del 40% en emisiones versus el diésel tradicional.
Desafíos críticos y soluciones innovadoras
La falta de infraestructura es el principal obstáculo: solo el 8% de las rutas nacionales cuenta con estaciones de carga para vehículos eléctricos, según Vialidad Nacional. Para mitigar esto, el Banco Nación ofrece créditos a tasa 0% hasta diciembre 2025. Paralelamente, herramientas tecnológicas como Newtral EcoRoute permiten optimizar rutas, reduciendo emisiones un 22% al evitar congestiones y seleccionar trayectos eficientes. La adopción de blockchain para verificar la huella de carbono en tiempo real, como ya ocurre en la UE, se perfila como otra solución clave para cumplir con las exigencias regulatorias.
Lecciones globales y casos de éxito local
México destaca como referente regional con su uso masivo de GNL (gas natural licuado) en transporte pesado, logrando una caída del 25% en emisiones durante 2024. En Argentina, el Puerto de Buenos Aires emerge como caso emblemático: sus inversiones en grúas eléctricas y certificación carbono neutral le permitieron reducir emisiones en un 35% desde 2024, atrayendo clientes internacionales. Estos ejemplos subrayan que la transición verde no solo es una obligación, sino también un diferenciador competitivo en mercados globales cada vez más exigentes.
Recomendaciones estratégicas para las empresas
Para adaptarse con éxito, Newtral Argentina sugiere tres pasos inmediatos: realizar un diagnóstico gratuito de huella de carbono, capacitar equipos en eco-conducción (que reduce hasta un 15% el consumo de combustible) y acceder a financiamiento mediante programas como Logística Verde 2025. Las empresas que actúen rápido no solo evitarán sanciones, sino que podrán capitalizar incentivos fiscales y mejorar su posicionamiento en cadenas de suministro sostenibles. La clave está en abordar esta transformación como una inversión estratégica, no como un costo adicional.
Hacia una logística sostenible e inteligente
La regulación de emisiones marca un punto de inflexión para el sector. Si bien plantea desafíos operativos y financieros, también impulsa innovaciones tecnológicas y nuevas alianzas público-privadas. Argentina tiene la oportunidad de convertirse en un hub logístico sostenible, pero requiere acelerar la inversión en infraestructura y adoptar mejores prácticas internacionales. Para las empresas, el momento de actuar es ahora: quienes integren la sostenibilidad en su ADN logístico no solo cumplirán con la ley, sino que ganarán ventaja en un mercado global que valora cada vez más el compromiso ambiental.